lunes, 2 de marzo de 2020

QUÉ COMER

 

«En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier cosa, háganlo todo para la gloria de Dios». 1 Corintios 10:31

-Dios se interesa por el bienestar de sus hijos —empezó la madre el culto—, y por eso desde el principio, al crear al hombre, le dijo qué podía comer. Después del Diluvio les dio autorización para comer carne, ya que había poca hierba y frutas sobre la tierra, pero se les dio instrucciones precisas de qué animales podían escoger para alimentarse.

-Pero ¿los antediluvianos no comían carne? -preguntó Mateo.

-Antes del Diluvio no estaba autorizado comer carne -respondió la mamá—, sin embargo, los que no amaban a Dios sí lo hacían. No fue hasta después del Diluvio que Dios autorizó el consumo de carne.

En el libro de Levítico, en el capítulo 11, se nos dice de qué animales podemos comer. Dios nos ha dado esas instrucciones porque quiere que estemos sanos. Quienes aman a Dios de verdad obedecen los principios de alimentación que él dejó escritos en Levítico 11. Somos lo que comemos, por eso Dios se interesó desde la creación por nuestra alimentación. El cuerpo humano es maravilloso pero delicado; así que debemos obedecer las leyes de la salud. Tenemos a nuestra disposición tal variedad de alimentos que incluso es posible evitar comer carne, ya que una dieta equilibrada no necesita incluirla. Y aunque se trata de leyes que fueron dadas hace muchos años, todavía están vigentes y debemos obedecerlas. Honramos a Dios con todo lo que hacemos, incluyendo lo que comemos, como dice el texto de hoy —concluyó la mamá.

¿Sabías qué?

La ciencia ha demostrado el daño que algunos de los alimentos mencionados en Levítico 11 hacen a la salud.


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Por: Noemí Gil Gálvez
Lecturas Devocionales para Menores 2020.


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