lunes, 4 de julio de 2011

¡LIBERACIÓN!

El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla fueron removidos de sus tugares. (Apocalipsis 6:14).

En el año 2001 pude contemplar, por primera vez en mi vida, un extraordinario espectáculo de fuegos artificiales. Me encontraba de visita en la ciudad de Miami, donde se celebraba la tiesta anual más importante de los Estados Unidos: el 4 de julio. Un 4 de julio del año 1776 se firmó la Declaración de Independencia, suceso rememorado cada año, desde 1941, con fiestas, comidas campestres y fuegos artificiales. Para mí fue algo realmente impresionante, tanto que todavía recuerdo las formas y colores de aquel cielo.
Recordar esa experiencia me hace pensar en el día en que el cielo se vestirá de colores deslumbrantes y de millares de ángeles que acompañarán al Rey. El día en que la tierra liberará a sus muertos, que saldrán transformados en seres inmortales. Allí estará la deslumbrante Eva, dando testimonio con su perfección de la sabiduría del Creador. Le seguirán millones de mujeres que a través de todas las épocas aceptaron a Jesús como su salvador personal.
Ese maravilloso día conoceremos a infinidad de heroínas de la fe. Allí, las manos de Jocabed no temblarán por tener que arrojar a su bebé a las aguas del río, ni la angustiada Noemí llorará la pérdida de su esposo y de sus hijos. La bella Sara, la fiel Rut, la valiente Ester, la no muy conocida Lidia, Susana y Juana, todas tendrán el privilegio de servir de nuevo a Jesús, esta vez por la eternidad. Loida y Eunice relatarán historias sagradas a miles de niños, así como lo hicieron con Timoteo. María, esa gran mujer a quien se le confió el privilegio de ser la madre del Hijo de Dios, podrá contemplar a ese Hijo como Señor de todo el universo. ¿Y tú, la mujer más importante, estarás allí? ¿Recibirás el premio de la liberación del pecado?
Miles de mujeres liberadas del pecado por la gracia divina recibirán la bienvenida. Mujeres que se han atrevido a desafiar todo obstáculo para caminar cada día de la mano de Jesús. Reserva tu lugar en el cielo. No te pierdas el espectáculo.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LA VERDADERA SOLUCIÓN

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo. Isaías 41:10.

José Ignacio era un niño de ocho años de edad cuando lo conocí. Su pelo rubio lacio, sus ojos azules y una mirada cómplice, hacían de este niño un ser realmente especial. Era un año mayor que yo, y en los últimos años de escuela primaria sus padres decidieron mandar a José Ignacio al colegio adventista al que yo asistía. Al viajar juntos cada día hasta el colegio, conocí la triste historia de este amigo. Sus padres biológicos no habían sabido cuidar de él y lo habían sometido a maltratos terribles. Algunas cicatrices en sus manos, rostro y espalda eran la evidencia de la veracidad de sus relatos. La justicia de menores dictaminó que esas personas no estaban capacitadas para educar a un niño, y lo dieron en adopción a los padres que yo conocí. Hasta los 16 años, José Ignacio creció como un niño "normal" en un hogar "normal", pero la muerte de su padre adoptivo produjo una tremenda crisis en su madre adoptiva y en él. A partir de ese momento, abandonó sus estudios y trabajó en diversos empleos para pagar lo que le permitía olvidar su desdicha: las drogas. Se casó a los 18 años, pero a los pocos meses abandonó a su esposa con quien ya tenía un hijo. Se volvió a juntar, se volvió a separar, y así vivió hasta los 26 años, cuando murió víctima de un coctel fatal de drogas.
José Ignacio no tuvo la culpa de nacer en un hogar con padres que lo maltrataron, y tampoco tuvo algo que ver con la muerte de su padre adoptivo. Todo el sufrimiento que vivió en su niñez temprana y adolescencia fueron el resultado de nacer y vivir en un mundo de pecado. Pero hay algo que podemos decir con total seguridad: las drogas no fueron la solución a sus recuerdos dolorosos. De alguna manera, este joven quería sacarse de la mente los sufrimientos vividos, pero las drogas, lejos de contribuir a su felicidad, lo terminaron arruinando.
Quizás a ti también te tocó sufrir en algún momento de tu vida, y quizá también tengas momentos vividos que desearías arrancar de tus recuerdos. Pero más allá de lo que te haya sucedido, la única manera de salir a flote, a pesar de esos reveses, es la mano de Jesús. Así lo prometió en tiempos de Isaías, y también te dice a ti: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo". Solo con Jesús, los tristes recuerdos no afectarán tu presente ni tu futuro. Solo con Jesús es posible vivir sano y ser feliz.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿BUENO O MALO?

Y dijo Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Génesis 3:22.

Se va el sol, anaranjado, asfixiado e insistente, en el horizonte. Desde la terraza de mi hotel, en Río de Janeiro, veo a la "ciudad maravillosa", muriendo a las alegrías del día para renacer a los "encantos" de la noche.
¡Ah, Río de Janeiro! Dios te hizo tierra linda; paisaje encantador, donde el mar y la montaña coquetean, en un juego de amor imposible. Pero, los hombres desfiguraron tu corazón. Te hicieron violenta, y llenaron tus calles nocturnas de pasiones perversas.
"¿Qué es pecado?", pregunta el hombre. "Cada uno sabe lo que es bueno o lo que es malo", concluye.
¡Mentira! El texto de hoy pone en evidencia la insensatez de la humanidad. Después del pecado, Dios determinó que el ser humano debía salir del Edén porque era conocedor del bien y del mal. Ahora bien, no hay nada de errado en saber lo que es bueno o malo; antes de pecar, Adán y Eva ya sabían que obedecer a Dios era bueno y desobedecerle era malo. ¿Qué es lo que Dios quiso decir, entonces?
La palabra "conocedor", en el versículo de hoy, en el original hebreo es yadá; que, entre otras acepciones, significa decidir, determinar, llegar a la conclusión. El motivo por el cual el Creador indicó que no era bueno que el hombre continuase en el Edén, fue que él se había apropiado del derecho de decidir lo que es bueno o lo que es malo.
Ese derecho solo pertenece a Dios. La criatura puede aceptar o rechazar lo que Dios determina, pero no puede usurpar el lugar de Dios. No obstante, el hombre, desde el Edén hasta hoy, se siente en el derecho de decir: "La vida es mía. Nadie tiene que decirme lo que debo hacer; yo decido lo que es bueno o malo para mí".
De todas las actitudes rebeldes, esta es la más perniciosa, porque expresa el atrevimiento de un corazón que decide ser su propio dios. En el texto de hoy, Dios afirma, con referencia al hombre: "Se ha hecho como uno de nosotros". ¿En qué sentido? En el sentido de establecer: "Yo no necesito de Dios para decirme lo que tengo que hacer. Yo soy mi propio dios".
Haz de este un día de humildad y de entrega. Confía tu vida a Dios; sométele tus caminos; déjate llevar de la mano por él. Y recuerda: "Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 3 de julio de 2011

UN SERVICIO POCO CONOCIDO

Entonces Pablo salió de en medio de ellos. (Hechos 17:33)

Este versículo ubica a Pablo en la hermosísima ciudad de Atenas, cuna de la filosofía y la mitología, las cuales habían hecho de los atenienses una población completamente idólatra. Su estancia en esta ciudad lo obligó a enfrentarse a la idolatría. Como leemos: «Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría» (Hech, 17: 16). Fue esto lo que impulsó al apóstol a dirigirse a las sinagogas y plazas para discutir temas religiosos y filosóficos. Siendo como era una persona sumamente instruida, pudo presentar con las palabras apropiadas el evangelio a aquellos que valoraban el mundo desde una óptica mundana y atea.
Como buen evangelizador, Pablo se fijó en que los atenienses habían reservado un lugar para el Dios que aún no conocían. A ese que ellos llamaban «Dios no conocido» lo presentó el apóstol como el Creador del cielo y de la tierra. Fruto de la controversia que se suscitó llega hasta nosotros hoy el nombre de Dámaris, una de las pocas personas que creyeron en el mensaje que Pablo presentaba.
¿Eres tú una de esas mujeres que han sido atraídas a Cristo por medio de la predicación de un mensajero suyo? Es momento de agradecer a Dios por haber pensado en ti, pues si otros no hubieran cumplido la misión encomendada por el mismo Cristo de llevar el evangelio a todo el mundo, ni tú ni yo hubiéramos conocido a ese Dios que, a diferencia de. los dioses de las demás filosofías y creencias, ofrece un amor incondicional, que únicamente busca la salvación y el bienestar de todos sus hijos. Entonces, como Dámaris, haremos bien en unirnos a ese proyecto evangelizador, haciendo todo cuanto esté en nuestras manos para que la semilla del evangelio pueda desarrollarse en todo lugar.
Este capítulo termina diciendo: «Algunos cíe los que se habían juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos». Si de este grupo se mencionan por nombre solamente dos personas y una de ellas es una mujer, debe de haber sido un instrumento útil para el apóstol
Para servir al Señor, solo necesitas colocarte en sus manos.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

CONSECUENCIAS QUE SE IGNORAN

El camino de los rectos se aparta del mal; su vida guarda el que guarda su camino. Proverbios 16:17.

Si bien la mayoría de las personas conoce que hábitos perjudican la salud, muchos ignoran sus consecuencias a medio y largo plazo. La propaganda que incentiva el consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos nunca advierte el triste resultado que produce.
Ese fue el caso de Silvio, un hombre de 53 años que visitó el colegio donde yo trabajaba. Había fumado durante más de treinta años, y padecía enfisema pulmonar. Esta enfermedad afecta la capacidad respiratoria, y realizar las tareas más simples de la vida, como caminar, se torna casi imposible. Silvio debía subir las escaleras hacia el salón de actos, donde yo hablaría a los alumnos acerca de los grandes riesgos de fumar. Cuando comenzó a subir las escaleras, a todos los presentes nos dio pena el esfuerzo que significaba para él. Silvio subía un escalón, y luego debía descansar unos treinta segundos, antes de subir el siguiente con la misma dificultad. Esa mañana le llevó casi veinte minutos subir al primer piso del colegio, donde se encuentra el salón de actos. Una vez ahí, Silvio habló con vehemencia a todo el alumnado, y repitió que si alguien le hubiera advertido cuando era joven del peligro que estaba corriendo, él nunca habría fumado.
Como también nos enseña la naturaleza, la buena salud es la cosecha de una buena siembra. El sabio Salomón nos dice: "El camino de los rectos se aparta del mal; su vida guarda el que guarda su camino". Y efectivamente, si alguien guarda su vida de cualquier vicio, también se está apartando del mal y guardando su camino.
Es posible que como joven cristiano tú nunca hayas no hayas consumido nada perjudicial para tu salud, pero la tarea de apartarnos del mal y guardar la vida no termina ahí. En la sociedad habrá miles de personas que ignoran los terribles daños que produce el consumo del alcohol y de tabaco. Tu misión también está en cuidar la salud de los demás, mediante tu ejemplo y tus palabras. Si tienes amigos que no se cuidan porque están atrapados en algún tipo de vicio, no los dejes en la ignorancia de las consecuencias que pueden acarrear. Adviértelos, como lo haría Jesús, y estarás haciendo una tarea celestial en un mundo de pecado.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

NUEVA CRIATURA

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.

La promesa de Jesús es que, si tú lo aceptas como tu salvador, él hace de ti una nueva criatura. Esto es diferente de lo que mucha gente piensa. El otro día, un joven me contaba las fechorías que había cometido cuando no conocía a Cristo. En un momento de su testimonio, se emocionó y me dijo: "Yo agradezco a Dios porque él me cambió".
Pero, la promesa de hoy no es solo que Jesús te cambia, sino también te hace de nuevo. No se puede construir un edificio bueno cuyos cimientos sean fundamentos deteriorados. Hay que limpiar todo; hay que echar a un lado lo que no sirve. Y, tal vez, aquí esté lo más difícil de aceptar por el hombre de nuestro tiempo, dominado por el humanismo.
Lo que somos no sirve. En el Jardín del Edén, Adán y Eva lo echaron todo a perder. A partir de ese momento, todos los seres humanos venimos a este mundo trayendo la naturaleza pecaminosa, que no es más que la tendencia a practicar el mal.
David dijo un día, en desesperación, que había sido formado, en el vientre de su madre, en pecado. Pablo lloró en otra ocasión, diciendo que, con esa naturaleza, quería hacer el bien, pero no podía. Jeremías enseñó que el corazón humano es desesperadamente malo y corrupto. ¿Cómo se puede construir algo bueno sobre esos cimientos?
Pero, entonces, viene la promesa del Señor: "Te haré de nuevo". Las cosas viejas pasaron; no existen más. Esto es maravilloso porque, si el pasado no existe, nadie puede condenarte. Por otro lado, lo que te arrastraba hacia el mal ya no existe: en Jesús, no existe. Si te separas de él, vuelves a foja cero. El secreto está en no separarte de Jesús ni un minuto; aprender a relacionar todo lo que haces con Jesús; pensar todo lo que necesitas pensar contándole mentalmente a Jesús. No ceses de vivir; continúa con tus actividades diarias. Pero, ten en cuenta que, si eres un cristiano, jamás estás solo. ¡Jesús está a tu lado!
Por eso, no te atrevas a salir, esta mañana, para el cumplimiento de tus deberes diarios, sin la seguridad de estar en Cristo, porque: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 2 de julio de 2011

MUJERES POCO CONOCIDAS

Os recomiendo, además, a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea (Romanos 16:1).

La carta que el apóstol Pablo escribió a los cristianos de la ciudad de Roma contiene saludos dirigidos a varias mujeres. Febe, por ejemplo, es la única mujer mencionada en el Nuevo Testamento a la que se le llama diaconisa. Además, sabemos que esta mujer es elogiada por la generosa ayuda que prestó a la iglesia, no solo en el plano financiero, sino en cuanto a influencia social.
Otra de las mujeres mencionadas por el apóstol es Priscila. Su esposo Aquila y ella fueron considerados por Pablo como valientes cristianos que arriesgaron sus vidas por él. Además, este matrimonio fiel había organizado una iglesia en su propia casa.
Se envía otro saludo a María, de quien únicamente se sabe que era muy trabajadora. Pablo recuerda a Trifena y Trifosa, nombres tan desconocidos como sus historias; se piensa que eran hermanas, y con seguridad ocupaban un lugar destacado en la iglesia cristiana primitiva, ya que el apóstol no se olvidó de ellas. Igualmente sucede con Pérsida. a quien se la conoce como una cristiana activa, aunque no conocemos sus experiencias. Pablo menciona también a una madre piadosa con tanto amor como si fuera su propia madre. Julia y Olimpas, hermanas de Nereo, están consideradas entre los santos a los que Pablo tiene en alta estima.
Seguramente te habrá sorprendido leer nombres que desconocías, pero cada vez que leemos la Biblia encontramos nuevas lecciones que aprender. En este capítulo de Romanos hay una enseñanza que no debe pasar desapercibida para nosotras: aunque estas mujeres son poco conocidas, Dios las utilizó para realizar una obra de vital importancia. Sus nombres no evocan historias tan famosas como otras, pero sin duda están escritos en los registros celestiales. Es allí donde su actividad en favor del progreso de la iglesia será plenamente conocida. Es allí también donde tu nombre será mencionado por ángeles y seres de todas las edades. ¿Escribirás tu historia en las crónicas celestiales?
Escribe tu historia al lado de Jesús, y será conocida por las edades sin fin.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

APRENDER DE LOS ERRORES

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20.

Cuando cometes un error, ¿aprendes de él, o continúas equivocándote muchas veces en lo mismo? Por lo general, los seres humanos aprendemos de nuestras equivocaciones y procuramos hacer las cosas de manera diferente a fin de no continuar cometiendo los mismos errores. Pero algunos, aunque es triste decirlo, parece que no aprenden de los errores propios ni de los ajenos.
El caso de Leopoldo te puede ayudar. Lo conocí cuando yo trabajaba como enfermero voluntario en un hospital de una gran ciudad, y rápidamente le tomé cariño porque lo veía muy solo. Los sábados, el único día que acudía al hospital, noté que nadie lo visitaba ni le hacía compañía. Estaba internado por segunda vez, y en esta ocasión le habían amputado la segunda pierna, porque el tabaco había dañado las arterias y venas de sus extremidades. Cierta vez vi que una enfermera trataba a Leopoldo de manera despectiva y poco amistosa, y le pregunté por qué lo hacía, pues todos estábamos allí para servir a los enfermos. Ella me contestó: "¿Hablas de Leopoldo? No te fíes de las apariencias. Ese hombre al que visitas cada sábado es un estorbo para la sociedad. Cuando le cortaron la primera pierna, todos supusimos que iba a abandonar el tabaco, pero aún ahora, sin las dos piernas, sigue fumando. Yo no puedo sentir compasión por alguien así".
Tristemente, a pesar de las terribles consecuencias que este vicio malsano le había acarreado, Leopoldo no había aprendido de sus errores. Los seguía cometiendo, y esto despertaba indignación en esa enfermera, aunque su actitud no se justifica en un cristiano.
Aprender de los errores, propios y ajenos, es una virtud, y el Padre celestial desea que cada ser humano aprenda lo necesario para cuidar la salud que posee. Aunque en la actualidad está muy comprobado que el cigarrillo perjudica seriamente la salud de las vías respiratorias y del aparato circulatorio, cada día millones de adolescentes y jóvenes se inician en este terrible vicio que tarde o temprano afectará su salud.
Pablo, el gran consejero de la iglesia cristiana primitiva, dijo: "Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu". Pero, ¿puede alguien que daña su cuerpo glorificar a Dios? Por supuesto que no.
Al comenzar este día no dejes de darle las gracias a Dios por la salud que te brinda, y glorifica con todo tu ser al Creador de la vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel