domingo, 10 de enero de 2010

EL AMOR DE DIOS

El Señor les dijo: «Cuando un profeta del Señor se levanta entre ustedes, yo le hablo en visiones y me revelo a él en sueños» (Números 12: 6).

A causa del pecado, la naturaleza no revela perfectamente el carácter de Dios. Como el Señor nos ama, nos dio una revelación adicional de sí mismo. A esta revelación la llamamos «la revelación especial». A la revelación imperfecta de la naturaleza, que incluye la razón humana, se la llama «revelación natural».
A través de su Palabra, Dios hizo una revelación especial de sí mismo. El profeta escribió: «Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad» (Jer. 31: 3). El salmista cantaba: «Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos» (Sal. 103: 13); «aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos» (Sal. 27: 10). El profeta evangélico añadía: «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!» (Isa. 49:15). Esta es una revelación que Dios hizo a sus profetas para que la comunicaran a su pueblo. Dios nos dice a través de ella cómo es él. Nos dice que nos ama y se compadece de nosotros.
Pero los mensajes de la Palabra de Dios fueron dados en un lenguaje humano. Fueron mensajes adaptados a las circunstancias en las que vivió su pueblo. Y muchas veces esos mensajes no fueron entendidos como Dios quería. Nublados por las circunstancias de la vida, a veces no vemos las misericordias del Señor. Quien ha tenido un padre abusador y torturador, tiene dificultades para comprender que Dios es un Padre amante. Quien fue abandonado en un basurero por su madre, no entiende bien por qué Dios se revela como una madre para sus hijos. Además, el lenguaje humano es finito e imperfecto, y no siempre puede transmitir correctamente las ideas y conceptos de Dios. Pero su mensaje escrito es una revelación adicional que nos ayuda a entender mejor al Dios creador. Estudiémosla hoy con ahínco y dedicación, porque es la revelación de un Dios de amor.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.

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