viernes, 1 de enero de 2010

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría (Salmo 90: 12).

El Saludo más común y significativo que hoy pronunciamos, fue seguramente: «Feliz Año Nuevo». De acuerdo al calendario gregoriano, hoy es el primer día del año. Los que usan el calendario juliano esperaran once días más para saludarse de esta manera; mientras que los chinos, que usan un calendario lunar, lo harán entre el 21 de enero y el 21 de febrero a su vez, los iraníes y otros pueblos lo comenzarán el 21 de marzo, que es primavera en el hemisferio norte. Como sabemos, los judíos celebran todavía el año nuevo en el otoño, al que llaman Rosh Hashana, que este año será el 9 de septiembre. Pero no importa cómo contemos nuestros años, debemos hacerlo como dice el salmista: «Bien». Porque de acuerdo a cómo vivamos este año, seremos más o menos felices. Hay quienes amanecen en el primer día del nuevo año con una carga enorme de culpabilidad, por lo que ya hicieron en las primeras horas del año. Hay otros a quienes el dardo agudo del dolor ya los hirió desde el mismo comienzo del año, ensombreciendo los días venideros. Para muchos, el primer día del año comienza con deseos y promesas. Deseos de conseguir algo que no se ha logrado, y promesas de cambiar lo que sabemos que debemos cambiar. Hacer promesas y planes para mejorar nuestra condición espiritual, es la mejor manera de comenzar el Año Nuevo. Porque, después de todo, como dice el autor del Salmo, la vida es breve y transitoria (vers. 9). Dice que nuestros años son «como un suspiro». Es una realidad que pronto nuestros años pasarán y volarán raudamente. Lo único que vale la pena es lo que dura y permanece para siempre. Por eso, San Pablo aconsejaba: «Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos» (Efe. 5: 15, 16). La vida humana es fugaz y pasajera, y no vale la pena gastarla en lo que no nos traerá provecho para la eternidad. Oremos hoy para que el Señor nos conceda la sabiduría celestial, a fin de discernir entre lo pasajero y lo eterno.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.

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