lunes, 20 de junio de 2011

A LOS PIES DE JESÚS

Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Mateo 10:1.

¿A quién llamas un triunfador? ¿Al que amasa fortunas? ¿A la modelo que todos desean conocer y ver caminar por las pasarelas? ¿A la persona famosa que los medios no dejan de perseguir? ¿Al talentoso deportista que es el orgullo nacional? ¿A quién tiene poder y autoridad sobre una nación? El mundo le rinde honores al rico, a la persona hermosa, al famoso, al atleta destacado y al poderoso. Pero en las Escrituras se nos presenta una escala de valores diferente: se le llama exitosa a la persona que se halla a los pies del Salvador.
Los discípulos no entendieron esto desde el principio. Se unieron a Cristo porque lo consideraban el Mesías conquistador que toda la nación esperaba. Constantemente se trenzaban en disputas sobre quién de ellos sería el mayor, o quién se sentaría a la diestra del trono del Mesías. Con amargos celos y acerba rivalidad, lucharon contra otros y entre sí.
Pero su Maestro les cambió las motivaciones y los transformó a su imagen. Poco a poco, Jesús fue sentando las bases de su gobierno espiritual, y esos doce jóvenes que lo siguieron, aprendieron en qué consiste el éxito en la vida.
Hasta la muerte de Cristo, los discípulos no comprendieron plenamente en qué se basaba el reinado mesiánico, pero después ofrendaron sus vidas por aquel que había venido a rescatarlos del pecado. Después de haber recibido el Espíritu Santo, ya no les importaron los honores mundanos, el deseo de poder o el sentimiento de supremacía. Cada uno comenzó a luchar y a trabajar por la salvación de sus semejantes, y eso llegó a constituir para ellos el éxito verdadero.
Es posible que la influencia de amigos, familiares o compañeros del colegio te haya transmitido la idea del éxito según el mundo, pero eso no significa que estén en lo correcto. ¿Se puede llamar exitoso al que obtiene dinero, fama o poder, pero pierde la vida eterna? Yo creo que no, por eso es muy importante pasar tiempo día a día a los pies del Salvador, para que su sentido de triunfo y realización sea también el tuyo.
A la vista de Dios, los discípulos fueron hombres de éxito, tú también puedes serlo si te ubicas cada día bajo la influencia de Jesús. Así, tu vida será una serie de victorias, y al final se te otorgará la vida eterna.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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