jueves, 6 de octubre de 2011

RESPETAR EL NOMBRE DE DIOS

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano. Éxodo 20:7.

¿Crees que el nombre de una persona tiene importancia? Para los padres de un recién nacido lo tiene, porque de eso dependerá cómo lo llamarán el resto de la vida. Pero más allá de lo que sientan los padres en el momento de elegir un nombre para su hijo, actualmente y en términos generales los nombres carecen de importancia. Reflexiona un momento: ¿Cambiaría en algo para ti si la marca de zapatillas Nike fuera Kine? ¿O si la marca de computadoras Apple fuera Orange? ¿O si los autos BMW fueran SMH? Si las zapatillas Nike no existieran y Kine tuviera la misma calidad y la excelencia en sus productos, todos los deportistas calzarían Kine sin importar el nombre.
Sin embargo, a diferencia de las marcas y los nombres actuales, en las Escrituras los nombres tenían mucho valor, y casi todos llevaban un significado. Esos nombres revelaban algún rasgo del carácter del individuo, su aspecto personal, su ascendencia familiar o el dios al que servían sus padres.
Por eso encontramos nombres como Eva, que significa madre de todos los vivientes; Set, sustitución; Sara, princesa; Isaac, risa; David, muy amado; Elías, mi Dios es Jehová; Daniel, Dios es mi juez; y Ananías, Jehová cubre.
Los nombres de la Biblia que hacen alusión a Dios también presentan algún aspecto de su carácter o su persona. Esos nombres son sumamente sagrados y santos, y el Rey del universo ordena a todos los mortales que no jueguen con su nombre. Cuando usamos el nombre de Dios sin sentido alguno, o con un sentido falaz o sacrílego, para hacer un chiste, violamos el tercer mandamiento.
Su Palabra muestra una cantidad de nombres referidos al mismo Dios. Por ejemplo: Jehová, Señor, Dios, Eterno, Padre, Emanuel y otros más. También Jesús y el Espíritu Santo reciben diferentes nombres que hacen mención a su carácter o a sus actividades a favor de la salvación humana.
Desde su rebelión, Satanás ha tratado de manchar y arruinar a Dios y su reputación. Luego transmitió esta intención a los seres humanos pecaminosos. La Biblia, como Palabra de Dios, trata de poner un freno a este pecado y apela al entendimiento para que cada criatura respete y honre el nombre de su Creador.
Al orar por la compañía divina en las actividades de hoy, exalta y glorifica el nombre que está sobre todo nombre.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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