Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Lucas 21:11.
El 26 de diciembre de 2004, la prensa de todo el mundo reportó uno de los desastres naturales más grandes. Un terremoto ocasionado por el movimiento de las placas tectónicas Capricornio e India, originó olas gigantescas, llamadas maremotos, con un efecto devastador. Se calcula que la primera ola surgida del epicentro puede haber viajado a 900 kilómetros por hora, y afectó a países como Sri Lanka, India, Indonesia, Malasia, Tailandia, Islas Maldivas y aun a Somalia, en África.
Esta catástrofe natural dejó un saldo de doscientos ochenta mil muertos, miles de huérfanos y millones de hombres y mujeres sin techo, sin alimento y sin trabajo. Las olas, que en algunos lugares alcanzaron los quince metros de altura, favorecidas por el terreno llano, penetraron varios kilómetros dentro del continente, arrasando con todo.
A diferencia de un maremoto, que horroriza al mundo de tanto en tanto, el hambre afecta todos los días en algunas regiones de la tierra. Las estadísticas muestran que cada día mueren en el mundo cien mil personas por desnutrición o por sus secuelas inmediatas. Mientras hay países que invierten en grandes rascacielos, misiles intercontinentales y estaciones espaciales, otros como Bangladesh, Corea del Norte, Afganistán, Mongolia y casi veinte países de África sufren lo que se denomina "hambre extrema". Esto quiere decir que el habitante promedio tiene que subsistir con 300 calorías diarias.
La ciencia ha avanzado en el campo de la Medicina, pero aun así hay enfermedades nuevas que están haciendo estragos en la sociedad y su cura es un misterio. Algunas estadísticas señalan que por causa del Sida se estima que la cifra de niños huérfanos ascendió a más de 25 millones en el año 2010. Esta enfermedad que comenzó en 1983, infecta en el mundo a cuatro personas por minuto, especialmente entre los jóvenes de 15 y 24 años. La gripe aviar y porcina y la enfermedad "de las vacas locas" también han hecho estragos en diversos países, y la ciencia aún les busca remedio.
El pecado, la verdadera causa de los desastres naturales, del hambre y de las enfermedades, tiene los días contados. Jesús, el Creador del mundo, el Pan de vida y el Médico de médicos, está por regresar para acabar con todo vestigio de mal. Cuando las noticias del mundo te alarmen con un informe desolador, recuerda que Cristo está cerca, a las puertas.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
El 26 de diciembre de 2004, la prensa de todo el mundo reportó uno de los desastres naturales más grandes. Un terremoto ocasionado por el movimiento de las placas tectónicas Capricornio e India, originó olas gigantescas, llamadas maremotos, con un efecto devastador. Se calcula que la primera ola surgida del epicentro puede haber viajado a 900 kilómetros por hora, y afectó a países como Sri Lanka, India, Indonesia, Malasia, Tailandia, Islas Maldivas y aun a Somalia, en África.
Esta catástrofe natural dejó un saldo de doscientos ochenta mil muertos, miles de huérfanos y millones de hombres y mujeres sin techo, sin alimento y sin trabajo. Las olas, que en algunos lugares alcanzaron los quince metros de altura, favorecidas por el terreno llano, penetraron varios kilómetros dentro del continente, arrasando con todo.
A diferencia de un maremoto, que horroriza al mundo de tanto en tanto, el hambre afecta todos los días en algunas regiones de la tierra. Las estadísticas muestran que cada día mueren en el mundo cien mil personas por desnutrición o por sus secuelas inmediatas. Mientras hay países que invierten en grandes rascacielos, misiles intercontinentales y estaciones espaciales, otros como Bangladesh, Corea del Norte, Afganistán, Mongolia y casi veinte países de África sufren lo que se denomina "hambre extrema". Esto quiere decir que el habitante promedio tiene que subsistir con 300 calorías diarias.
La ciencia ha avanzado en el campo de la Medicina, pero aun así hay enfermedades nuevas que están haciendo estragos en la sociedad y su cura es un misterio. Algunas estadísticas señalan que por causa del Sida se estima que la cifra de niños huérfanos ascendió a más de 25 millones en el año 2010. Esta enfermedad que comenzó en 1983, infecta en el mundo a cuatro personas por minuto, especialmente entre los jóvenes de 15 y 24 años. La gripe aviar y porcina y la enfermedad "de las vacas locas" también han hecho estragos en diversos países, y la ciencia aún les busca remedio.
El pecado, la verdadera causa de los desastres naturales, del hambre y de las enfermedades, tiene los días contados. Jesús, el Creador del mundo, el Pan de vida y el Médico de médicos, está por regresar para acabar con todo vestigio de mal. Cuando las noticias del mundo te alarmen con un informe desolador, recuerda que Cristo está cerca, a las puertas.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
No hay comentarios:
Publicar un comentario