viernes, 6 de enero de 2012

AHORA ES EL TIEMPO ACEPTABLE

«En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido» (2 Corintios 6: 2).

Puede que lo sorprenda, pero no todo lo que se llama arrepentimiento es genuino. Hay arrepentimiento genuino y falso arrepentimiento.
Un ejemplo de falso arrepentimiento es lo que llamaremos arrepentimiento pasajero. El apóstol Pablo fue llevado ante el gobernador Félix. «Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó y dijo: "Ahora vete, y cuando tenga oportunidad, te llamaré"» (Hech. 24:25). El gobernador estaba profundamente convencido, pero su arrepentimiento era pasajero. Básicamente estaba diciendo: «Ya hablaremos más tarde y, si te he visto, no me acuerdo».
Otro ejemplo de falso arrepentimiento es el casi arrepentimiento. El rey Agripa y su esposa habían oído hablar de Pablo. Agripa era judío y estaba ansioso de escuchar personalmente al hombre de quien tanto había escuchado.
«Pablo relató la historia de su conversión desde su empecinada incredulidad hasta que aceptó la fe en Jesús de Nazaret como el Redentor del mundo. Describió la visión celestial que al principio lo había llenado de indescriptible terror, pero que después resultó ser una fuente de mayor consuelo: una revelación de la gloria divina, en medio de la cual estaba entronizado Aquel a quien él había despreciado y aborrecido, cuyos seguidores estaba tratando de destruir. Desde aquella hora Pablo había sido un nuevo hombre, un sincero y ferviente creyente en Jesús, gracias a la misericordia transformadora» (Los hechos de los apóstoles, cap. 41, p. 323). Cuando Pablo terminó su relato, el rey le dijo: «Por poco me persuades a hacerme cristiano» (Hech. 26:28).
Otro falso arrepentimiento es el arrepentimiento temporal. Cuando yo era estudiante en Mount Vernon Academy, en Ohio, cada curso académico tenía una semana de oración en primavera y otra en otoño. La noche del viernes el orador invitaba a los alumnos para que dieran testimonio. Se formaban largas colas de estudiantes que querían testificar por el Señor. Incluso aquellos que con anterioridad habían mostrado poco interés por las cosas espirituales, esperaban para dar su testimonio. Cierto año, cuando la semana hubo terminado, muchos de los alumnos confesaron que se adelantaron solo porque la emoción del momento los empujó a sentir arrepentimiento. Pronto volvieron a las andadas. Mañana veremos las características de un verdadero arrepentimiento. (Basado en Mateo 4: 19)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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