viernes, 17 de febrero de 2012

¿CÓMO ES JESÚS?

«Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es» (1 Juan 3: 2).

Mi padre era un pastor joven cuando fue nombrado director del Departamento de Ministerios de la Iglesia en la Asociación de Kentucky-Tennessee, en los Estados Unidos. Una mañana, de camino a la oficina, vio a un borracho que se tambaleaba por la acera. Cuando el auto de papá se le acercó, vio cómo el hombre perdía el equilibrio y caía pesadamente al suelo a causa de la borrachera. Inmediatamente, mi padre arrimó el vehículo a un lado y se detuvo. Era un hombre compasivo. Por eso tuvo la sensación de que si dejaba a aquel hombre en aquel estado podía herir a alguien o la policía podía encerrarlo en la cárcel. Decidió que lo sentaría en el asiento de atrás y se lo llevaría con él a la oficina. Bajó la ventanilla trasera con el fin de que el hombre pudiera respirar aire fresco mientras dormía la borrachera. Entre tanto, papá se ocuparía de su trabajo.
Al cabo de un par de horas de trabajo, mi padre fue a ver cómo seguía aquel hombre. Al acercarse al automóvil, vio que acababa de despertarse y miraba por la ventanilla. Tenía el cabello revuelto y parecía que no se había afeitado en una semana. Con los ojos todavía inyectados en sangre, el hombre vio que mi padre se le acercaba.
—¿Quién eres? —preguntó con brusquedad. Papá le dijo quién era.
—¿Qué estoy haciendo aquí?
Papá le dijo que lo había visto caer en la acera y añadió:
—No quería que le sucediera nada malo.
—¿Por qué lo hiciste?
—Porque amo a Jesús.
—¿Y cómo es Jesús? —inquirió el extraño.
Entonces papá dijo algo que nunca olvidaré:
—Como yo.
Ahora bien, amigo lector, ¿no es así como se supone que tendría que ser? Jesús dijo: «Yo soy la luz del mundo» (Juan 8:12). Pero eso no es todo. Añadió que nosotros también somos la luz de este mundo (Mat. 5:14).
La Luna no brilla con luz propia. Su luz es un reflejo de la del Sol. Por nuestra parte, solo podremos ser luces en el mundo si mantenemos puesta la mirada en el Sol de justicia, Jesús, nuestro Salvador. (Basado en Mateo 5: 14-16)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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