sábado, 10 de marzo de 2012

¿MAÑANA?

Mientras es de día, tenemos que hacer el trabajo del que me envió; pues viene la noche, cuando nadie puede trabajar. Juan 9:4.

Cuando yo era estudiante de secundaria tenía un hábito que me causó problemas. Cada vez que llegaban las vacaciones cortas del año escolar (Semana Santa, Navidad y otros feriados), por lo regular los profesores nos asignaban tareas para «adelantar temas del programa». En lugar de hacerlas lo antes posible, para disfrutar de esos días libres, me quitaba la preocupación de la mente diciéndome: «Mañana las hago».
Cuando ese «mañana» llegaba, ¿adivina qué? Me decía: «Puedo hacer esas tareas mañana». Ya te puedes imaginar el resto de la historia. Finalmente tenía que pasar el último día de «vacaciones» entre una montaña de tareas escolares que podría haber realizado con mucha anterioridad. ¿En conclusión? No disfrutaba realmente de las vacaciones, porque nunca podía sacarme de la mente las tareas pendientes, y al final de todas maneras tenía que hacerlas.
Con el paso de los años, comprobé que hay mucha sabiduría en el dicho popular: «No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy». Y descubrí que, aunque algunas cosas pueden esperar, otras tienen que ser atendidas hoy. Esta realidad de la vida la expresa muy bien un autor anónimo en el siguiente relato imaginario:
Se propuso ser todo lo que un mortal podía llegar a ser... mañana.
Al amigo que estaba en problemas, lo visitaría... mañana.
Las cartas que debía enviar, las escribiría... mañana.
Las llamadas a sus familiares, las haría... mañana.
«¡Qué lástima que hoy no tengo más tiempo! —pensaba—. Seguramente más tiempo tendré... mañana».
Pero el triste hecho es que falleció, y todo lo que dejó cuando murió fue una montaña de cosas que había planificado para... mañana (en Charles E. Cowan, Mountain Trailways for Youth. Devotions for Young People [Senderos montañosos para jóvenes. Lecturas devocionales para los jóvenes], 5 de junio).
¿Qué estás dejando para mañana que podrías hacer hoy?. ¿Alguna llamada importante? ¿Alguna visita a un amigo enfermo? ¿Una disculpa a alguien que ofendiste? ¿Reconciliarte con tu padre, con tu madre, con un hermano? ¿Regresar a la iglesia que abandonaste? Sea lo que fuera, si es importante, pídele a Dios que te dé valor para hacerlo hoy.
Dame, Señor, sabiduría para reconocer mi deber, y valor para realizarlo HOY.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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