viernes, 13 de julio de 2012

EN BUSCA DE LA COSECHA


«Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tus manos; pues no sabes qué es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno» (Eclesiastés 11:6).

Tengo un amigo que vendía sistemas de seguridad de puerta en puerta. Era un trabajo duro y tuvo que aceptar más rechazos que ventas. Sin embargo, el proceso lo llevó a desarrollar una buena actitud. En lugar de desanimarse por la negativa, pensaba: «Quizá llamé a la puerta equivocada. Aquí no hay nadie que necesite un sistema de seguridad. Probaré en otra casa».
Todos los obreros del Señor tendrían que saber que la suya es una obra de fe. Son responsables de la siembra, no de la cosecha. El sembrador introduce la mano en el cesto y extrae un puñado de semillas. Luego, con un movimiento de su muñeca, esparce las semillas por el suelo y sigue adelante. Su trabajo es ese y hace lo que se espera de él. Planta la semilla en el suelo y tiene que dejar a Dios los resultados (ver Ecl. 11:6).
Transcurre el tiempo y, aparentemente, en el campo no sucede nada. Sale el sol, cae la lluvia y nada cambia. La buena semilla crece poco a poco: primero una brizna, luego la espiga y, finalmente, el grano lleno en la espiga (Marcos 4:28).
«El Agricultor divino espera una cosecha como premio de su labor y sacrificio. [...] El objeto de la vida cristiana es llevar fruto, la reproducción del carácter de Cristo en el creyente, para que ese mismo carácter pueda reproducirse en otros» (Palabras de vida del gran Maestro, p. 46).
Adoniram Judson, nacido en 1788, fue el primer misionero protestante enviado desde América del Norte a Birmania, donde trabajó durante casi cuarenta años. Un día, cuando su esposa le dijo que un artículo de prensa lo comparaba con algunos de los apóstoles, Judson respondió: «No quiero ser como Pablo... o cualquier otro hombre. Quiero ser como Cristo. Solo quiero seguirlo a él, copiar sus enseñanzas, beber de su Espíritu y poner mis pies en sus huellas...Ser más semejante a Cristo».
Parece un buen motivo de oración, ¿verdad? Basado en Marcos 4:26-29

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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