« No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dé» (Juan 15:16).
¿Quién no se ha perdido en un momento u otro? El otro día regresaba a casa de una cita que distaba varias horas y me pasé de salida en la autopista. Tomé la salida siguiente, pero estaba tan perdido que tuve que llamar a mi esposa por teléfono para que me indicara cómo volver a casa. Ella creció aquí y conoce mejor la ciudad.
Jesús es el Buen Pastor y algunas de sus ovejas se han perdido. En un momento u otro todos nos hemos perdido, porque la Biblia dice: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino» (Isa. 53:6).
Somos las ovejas de Cristo, porque él nos escogió desde antes de la fundación del mundo: «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros» (Juan 15:16). Y nosotros somos suyos porque el Padre nos dio a su Hijo: «Tuyos eran, y me los diste». «Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté, también ellos estén conmigo» (Juan 17: 6,24)
Quizá vaguemos durante un tiempo, pero el Buen Pastor no dejará que nos perdamos para siempre. «Porque así ha dicho Jehová, el Señor: "Yo, yo mismo, iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré yo a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad"» (Eze. 34:12).
«En la parábola, el pastor va en busca de una oveja, la más pequeñita de todas. Así también, si solo hubiera habido una alma perdida, Cristo habría muerto por esa sola» (Palabras de vida del gran Maestro, cap. 15, p. 146). Martín Lutero dijo una vez: «He tenido muchas cosas en la mano y las he perdido todas. Pero todavía poseo todo lo que puse en manos de Dios».
Si usted se pone en manos de Dios estará seguro. Basado en Lucas 15:4-7
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
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