«Cuando el sol salió, Dios dispuso que soplara un viento caliente del este, y como el sol le daba ojonas directamente en la cabeza, él sintió que se desmayaba, y quería morirse. "Más me vale morir que seguir viviendo", decía» (Jonás 4:8).
Cuando Dios envió ese viento caliente del este, más el sol que le daba directamente sobre la cabeza, Jonás sintió tanta sed que pensó que iba a morirse. Qué cosa tan simple pero tan maravillosa es el agua. Esta ha estado presente en casi todos los lugares que hemos visitado este año. Pero piensa un momento qué pasaría si no pudieras encontrarla.
Bueno, no podrías lavar tu ropa, no podrías bañarte, no podrías bebería. Espera, todos podríamos vivir sin lavar nuestra ropa, e incluso sin bañarnos (aunque nadie querría estar cerca de ti) pero si dejamos de tomar agua durante unos cuatro o cinco días con seguridad moriremos. Simplemente no podemos vivir sin ella.
Nosotros tampoco podemos vivir sin Dios. Él es nuestro Salvador, y eso significa que gracias a él podemos evitar la muerte eterna. Cuando él regrese a esta tierra yo quiero irme con él al cié o. ¿Y tú? Pero para poder lograrlo debemos estar de su lado. ¡Ponte hoy del lado de Dios y toma abundantemente de su «agua de vida»!
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush
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