Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos (1 Pedro 2:21).
John Aylmer fue un personaje muy notorio y ocupó muchos cargos políticos de alta responsabilidad durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Fue obispo de Londres, se convirtió en un colaborador muy leal y amaba con profundo amor, casi paternal, a la reina.
Durante el tiempo en que estaba al servicio de la reina, sucedió un curioso incidente que demuestra el carácter de aquel hombre. La soberana sufría mucho por un dolor de muela y era necesario extraérsela. El dentista estaba listo con sus instrumentos, y varias damas y caballeros de la corte estaban presentes, expresándole su comprensión y dándole palabras de aliento.
Pero la reina temía mucho la operación y no lograba reunir todo el valor que necesitaba para someterse a ella. Por supuesto, eran aquellos tiempos heroicos cuando todavía no se había descubierto la anestesia y las operaciones se hacían a lo vivo y con dolor de muerte. John Aylmer, después de tratar en vano, durante mucho tiempo, de infundir valor a la soberana, se sentó en la silla preparada para la paciente, y dijo al dentista:
—Yo ya soy viejo, solo me quedan pocos dientes, y no temo perder uno más. Venga por favor y sáqueme este para que Su Majestad vea cuan fácil es esta operación.
Uno podría suponer que la reina debía impedir aquel sacrificio, pero no lo impidió. Al ver con cuánta tranquilidad había soportado Aylmer la operación, se decidió e inmediatamente le extrajeron la muela que le causaba tantos sufrimientos.
El apóstol Pedro dijo que Jesucristo sufrió por nosotros, y nos dio ejemplo para que sigamos sus pisadas. Su ejemplo sirve para todas las circunstancias de la vida. ¿Tienes que tomar una decisión muy importante que implica dolor y sufrimiento? Él tomó decisiones muy dolorosas con valor y determinación. Dice la Biblia que cuando llegó el tiempo y debió dirigirse a Jerusalén para cumplir la misión de su vida, endureció su «rostro como el pedernal» (Isa. 50:7) y se dirigió, sin un momento de vacilación, al lugar de su sacrificio.
¿Tienes que tomar algunas decisiones dolorosas? ¿Tienes que dejar a tu novio, o novia, porque tus principios, tus padres y tus consejeros te dicen que no te conviene? Cierra tus ojos, aprieta los dientes, ora en silencio, y actúa, por más doloroso que sea para ti. Jesús te dio un ejemplo para que vayas tras sus pisadas. Si lo sigues, llegarás adonde él llegó.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
John Aylmer fue un personaje muy notorio y ocupó muchos cargos políticos de alta responsabilidad durante el reinado de Isabel I de Inglaterra. Fue obispo de Londres, se convirtió en un colaborador muy leal y amaba con profundo amor, casi paternal, a la reina.
Durante el tiempo en que estaba al servicio de la reina, sucedió un curioso incidente que demuestra el carácter de aquel hombre. La soberana sufría mucho por un dolor de muela y era necesario extraérsela. El dentista estaba listo con sus instrumentos, y varias damas y caballeros de la corte estaban presentes, expresándole su comprensión y dándole palabras de aliento.
Pero la reina temía mucho la operación y no lograba reunir todo el valor que necesitaba para someterse a ella. Por supuesto, eran aquellos tiempos heroicos cuando todavía no se había descubierto la anestesia y las operaciones se hacían a lo vivo y con dolor de muerte. John Aylmer, después de tratar en vano, durante mucho tiempo, de infundir valor a la soberana, se sentó en la silla preparada para la paciente, y dijo al dentista:
—Yo ya soy viejo, solo me quedan pocos dientes, y no temo perder uno más. Venga por favor y sáqueme este para que Su Majestad vea cuan fácil es esta operación.
Uno podría suponer que la reina debía impedir aquel sacrificio, pero no lo impidió. Al ver con cuánta tranquilidad había soportado Aylmer la operación, se decidió e inmediatamente le extrajeron la muela que le causaba tantos sufrimientos.
El apóstol Pedro dijo que Jesucristo sufrió por nosotros, y nos dio ejemplo para que sigamos sus pisadas. Su ejemplo sirve para todas las circunstancias de la vida. ¿Tienes que tomar una decisión muy importante que implica dolor y sufrimiento? Él tomó decisiones muy dolorosas con valor y determinación. Dice la Biblia que cuando llegó el tiempo y debió dirigirse a Jerusalén para cumplir la misión de su vida, endureció su «rostro como el pedernal» (Isa. 50:7) y se dirigió, sin un momento de vacilación, al lugar de su sacrificio.
¿Tienes que tomar algunas decisiones dolorosas? ¿Tienes que dejar a tu novio, o novia, porque tus principios, tus padres y tus consejeros te dicen que no te conviene? Cierra tus ojos, aprieta los dientes, ora en silencio, y actúa, por más doloroso que sea para ti. Jesús te dio un ejemplo para que vayas tras sus pisadas. Si lo sigues, llegarás adonde él llegó.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
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