Lugar: Paquistán
Palabra de Dios: Isaías 62:5
Centenares de luces de colores colgadas alrededor de la casa anunciaban que pronto se iba a llevar a cabo un casamiento. Se casaba la hija de la familia. La celebración duraría muchos días.
Al comienzo, las familias de la novia y del novio comenzaban las festividades por separado. Los invitados empezaron a llegar, y pronto comenzaron los cantos y las danzas. Mientras continuaban los preparativos finales, la familia del novio entregó el vestido de novia a la novia, y la familia de la novia le llevó al novio su traje.
En el día de la ceremonia de casamiento, la joven se puso su hermoso traje de novia. Un velo cubría su rostro. El novio llevaba en la cabeza un turbante tradicional. Los dos intercambiaron sus votos matrimoniales y se convirtieron oficialmente en esposo y esposa.
Pero, la celebración todavía no había terminado. Todos los visitantes recibieron una invitación para quedarse a cenar, con los novios como anfitriones. ¡Qué fiesta! Había abundancia de comida y de bebida. Música y risas llenaban el aire. ¡Qué gozosa ocasión era esa!
Distintas culturas tienen tradiciones diferentes, pero los casamientos generalmente son un momento de celebración. La próxima vez que asistas a un casamiento, observa al novio y a la novia. Lo más probable es que verás a dos personas muy felices.
Ahora, mantén en mente esa imagen, mientras lees los siguientes versículos de Isaías: "Como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti". Dios nos ama tanto que se regocija sobre nosotros. Cuando nos reunamos con él, ¡qué celebración será esa!
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson
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