Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir. Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza (Hechos 27: 34).
Comer para gozar de una buena salud y la promesa de bienestar físico, mental y espiritual a los que así procedan, representa uno de los mensajes más importantes que Dios comunicó a unas personas en particular. Pero creo que puede extenderse a todos. Los que conocen los escritos de Elena G. de White reconocerán que ella estaba de acuerdo con varios de los puntos de vista de los reformadores de la salud de su tiempo. De modo que no estaba sola cuando rechazó el «uso de drogas venenosas», ya que «en vez de ayudar a la naturaleza, paraliza su potencial».
Los primeros adventistas eran conscientes de dos cosas: una, la coincidencia de Elena G. de White con los reformadores de la salud de sus días; y dos, de sus contribuciones adventistas específicas. Por eso J. H. Waggoner pudo escribir en 1866 que «nosotros no profesamos ser pioneros en los principios generales de la reforma prosalud. Los hechos en los cuales se funda este movimiento han sido elaborados, en gran medida, por reformadores, médicos y autores que escriben sobre fisiología e higiene; por lo tanto, pueden hallarse esparcidos por toda la tierra. Pero sí reclamamos que, por el método de elección de Dios [el consejo de Elena G. de White] han sido desarrollados más clara y poderosamente y, por lo tanto, están produciendo un efecto que no podríamos encontrar en ninguna otra fuente.
»Como simples verdades fisiológicas e higiénicas, unos podrían estudiarlas en sus ratos libres y otros, ponerlas a un lado como asuntos de escasa importancia. Pero cuando son puestas al mismo nivel de las grandes verdades del mensaje del tercer ángel, por la sanción y la autoridad del Espíritu de Dios, y de este modo señalados como los medios a través de los cuales un pueblo débil será hecho fuerte para vencer, y nuestro cuerpo enfermo purificado y puesto en forma para la traslación, entonces son para nosotros una parte esencial de la verdad presente» (George R. Knight, Lest We Forget [No sea que olvidemos], p. 166).
Si bien Elena G. de White estuvo de acuerdo en gran medida con los reformadores de salud de sus días, una de sus contribuciones en el área de la salud fue integrar el mensaje de salud en la teología adventista. ¿Has comprendido el sublime mensaje de salud adventista y lo has aplicado a tu vida? Te invito a que lo hagas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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