Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara. Deuteronomio 34:10.
La hora finalmente llegó para que Moisés entregara el liderazgo de Israel a Josué, su oficial de confianza. Todo el campamento se reunió para oír de Josué el mensaje alentador que había recibido de parte de Dios:
“Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo” (Deuteronomio 31:23).
Luego, volviéndose a los ancianos y a los otros oficiales, les pidió que fueran fieles en seguir todo lo que el Señor les había mandado. Apenas hubo unos pocos ojos secos en toda la congregación: “Dios quería hacerles sentir que no debían hacer la vida de su futuro jefe tan difícil como se la habían hecho a Moisés” (Patriarcas y profetas, p. 503).
Ese mismo día, Dios le dijo a Moisés que hiciera su última ascensión. Tenía que ir a la cumbre del monte Nebo, o Pisga, para respirar su último aliento. El gran líder ni siquiera quería pensar en ser separado de su pueblo; pero, con perfecta confianza en el Señor, Moisés fue sin cuestionar.
De pie ante la congregación por última vez, pronunció una bendición para cada tribu y, mientras el Espíritu de Dios reposaba sobre él, habló estas poderosas palabras de aliento para todo el pueblo de Dios al final del tiempo:
“Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, pueblo salvo por Jehová, escudo de tu socorro?” (Deuteronomio 33:29).
Volviéndose de la multitud de personas por quienes había dado todo lo que tenía, emprendió su camino hacia la montaña, solo, en silencio. Cuando llegó a la cumbre, tuvo una vista panorámica de la Tierra Prometida. Aunque tenía 120 años, su vista era clara y estaba fuerte.
Antes de recostarse para morir. Dios le dio una visión más allá de su vista natural. Moisés vio los eventos que tendrían lugar lejos en el futuro. Vio el nacimiento de Jesús como un bebé en Belén, su vida, su muerte por crucifixión y las escenas de nuestros días, cuando Jesús vuelva por segunda vez.
Los ángeles enterraron su cuerpo en el valle, en la tierra de Moab, y vigilaron cuidadosamente el lugar solitario, esperando el momento cuando Jesús llamaría a la vida a este fiel hombre de Dios.
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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