Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud. Eclesiastés 12:1.
Salomón llegó a ser famoso por su sabiduría. Escribió tres mil proverbios y más de mil himnos, que contaban a otros de la mejor manera de vivir para el Señor. También llegó a ser conocido por sus riquezas y su influencia de largo alcance entre otras naciones.
Mientras Salomón se mantuvo humilde, su sabiduría y riqueza fueron una gran bendición. Hasta la reina de Saba, que venía de Africa para comprobarlo por sí misma, quedó impresionada.
Sin embargo, gradualmente, Salomón cambió. Esto comenzó cuando empezó a casarse con mujeres que no conocían ni amaban a Dios. Ellas traían sus ídolos consigo y tenían gran influencia sobre el Rey. Por supuesto, Salomón pensó que era demasiado sabio como para verse involucrado con los dioses extranjeros.
“Salomón se había congratulado de que su sabiduría y el poder de su ejemplo llevarían a sus esposas de la idolatría al culto del verdadero Dios, y que las alianzas así contraídas atraerían a las naciones de en derredor a la órbita de Israel, i Vana esperanza! El error cometido por Salomón, al considerarse bastante fuerte para resistir la influencia de asociaciones paganas, fue fatal” (Profetas y reyes, p. 38). También se engañó a sí mismo al pensar que podía ignorar la Ley de Dios y todavía esperar que el pueblo la reverenciara y obedeciera.
Cada vez más los pensamientos de Salomón eran de opulencia y de la grandeza de su reino. Y, al mismo tiempo, esas centenares y centenares de esposas le pedían tener sus propios ídolos. ¡Las ayudó a todas! ¡El hombre que se suponía que era el más listo de la Tierra terminó siendo uno de los más necios! Por todos lados había ídolos extranjeros inútiles, justo en el mismo reino en que el verdadero Dios debía ser el Guía.
Un día, Salomón recibió un mensaje alarmante de uno de los profetas. Dios estaba tan disconforme con él que le iba a quitar el reino. De pronto, la conciencia de Salomón resucitó. Se dio cuenta de que todos sus esfuerzos por hacer la vida más fácil con diversión y juegos lo habían hecho débil, físicamente, mentalmente y moralmente.
El Rey no dio excusas por sus errores. Mostrando que en verdad estaba arrepentido de sus malos caminos al conducir al pueblo equivocadamente, contó a todos sobre los peligros de seguir ideas egoístas.
El libro de Eclesiastés contiene muchas de las lecciones que escribió para que otros no cometan los errores que él cometió.
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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