«Así que, por sus frutos los conoceréis» (Mat 7: 20, RV60)
Un hombre decidió abrir una pescadería y puso al frente del establecimiento un rótulo que decía: «Aquí se vende pescado fresco». Pero cuando un amigo pasó a visitarlo, le comentó:
—Puedes borrar la palabra «aquí» del rótulo, porque le sobra. Es evidente que donde se vende pescado fresco es aquí, ¿dónde más podría ser?
Así que aquel hombre siguió el consejo de su amigo y eliminó del rótulo el adverbio de lugar. Ahora decía: «Se vende pescado fresco».
Unos días después, llegó a visitarlo otro amigo, que le hizo la siguiente observación:
—Oye, a tu rótulo le sobra la palabra «fresco», pues si el pescado que vendes no fuera fresco, ¿qué sentido tendría venderlo?
El hombre aceptó también esta sugerencia y quitó la palabra «fresco» del rótulo de la tienda. Ahora decía: «Se vende pescado».
Días después, un cliente le comentó:
—¿Por qué has puesto en el rótulo la expresión «se vende»? Si esto es un establecimiento abierto al público y lo único que tiene es pescado, resulta evidente que es para venderlo. ¿Para qué otra cosa podría ser?
Así que el dueño de la pescadería decidió eliminar la frase «se vende» del rótulo. Ahora decía sencillamente: «Pescado».
Por último, llegó una señora, que le dijo:
—Amigo, ¿para qué necesitas un rótulo que diga «pescado», si desde que uno da la vuelta a la esquina toda la calle huele a pescado? Es obvio que lo que aquí vendes es pescado, así que no necesitas ningún rótulo que lo diga.
Dime, amiga, ¿necesitas un rótulo que diga lo que eres, o con solo observarte, incluso en una relación poco cercana, resulta obvio que hueles a cristianismo? Lo que dices, lo que haces, tu manera de pensar, de ser, de reaccionar, de trabajar, ¿hablan por ti, o necesitas que alguien explique y justifique las incoherencias entre lo que dices ser y lo que eres? Ser cristiana no es ponerse elegante un día a la semana para ir a la iglesia; ser cristiana es vivir cada día conectada con Dios de tal manera que el Espíritu Santo obre en ti.
La palabra «cristiana» ha perdido valor por el tipo de testimonio que damos a veces los cristianos. ¿Qué te parece si decidimos reivindicarla con nuestra vida, para hacerle justicia a aquel por el cual nos llamamos así? Ese es mi deseo para ti en cada día del año que hoy comienza.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020.
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