El hombre
caminaba alegremente de un lado a otro en una importante avenida de la ciudad.
Vestía unos pantalones oscuros desteñidos y una camisa que se asomaba
tímidamente por una desgarbada chaqueta. Una enmarañada mata de pelo sobre su
cabeza dejaba ver unos ojos chispeantes que irradiaban jovialidad y esperanza,
ganas de vivir y optimismo. Su apariencia medio grotesca no le impedía regalar
una amable sonrisa a los transeúntes y un sonoro “¡Buenos días!” De vez en
cuando, recibía como respuesta un saludo, una sonrisa tímida o una mirada de
gratitud. Pero la mayoría de la gente pasaba de largo y lo ignoraba. Yo lo
miraba sentado desde un banco con gran interés. De pronto, alguien se acercó y
le dejó una bebida y un bocadillo. El hombre se lo agradeció profundamente y
siguió ejerciendo su labor con gran entusiasmo. Entonces me pregunté: “¿Cómo es
posible que este hombre tenga una actitud tan positiva si no parece tener
demasiadas razones? ¿Dónde está la fuente de su motivación?”
¿Qué se necesita
para ser feliz en este año que comienza? He conocido a mucha gente que cree que
la felicidad se encuentra en abundantes riquezas, placeres y diversión. Claro,
no faltan quienes, además de eso, anhelan poder, dominio sobre los demás y ser
el centro de atención de todo el mundo. Y así es como la vida se vuelve una
desesperada y frustrante carrera en busca del “final del arcoíris” que consume
los mejores años de la vida.
El apóstol Pablo
nos recuerda que la felicidad es una decisión personal: “No lo digo porque
tenga escasez, pues he aprendido a estar contento en cualquier situación. Sé
vivir con limitaciones, y también sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para
tener abundancia que para sufrir necesidad; ¡todo lo puedo en Cristo que me
fortalece!” (Filipenses 4:11-13). Por su parte, Jesús aseguró que aquellos que
aprenden a ser felices con muy pocas cosas, disfrutarán plenamente las grandes
bendiciones que Dios les dé cuando llegue el momento.
Es verdad, la
felicidad es una decisión al alcance de todos nosotros. No está condicionada
por la raza, nacionalidad o clase social. Ni siquiera padecer una enfermedad
puede impedirnos tomar la decisión de ser felices.
Este nuevo año
decídete a ser feliz, regala una sonrisa y pídele a Dios que te ayude a
sentirte contento sin importar la situación que estés viviendo.
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN
DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020
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