Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. Mateo 3: 4
Somos diferentes de otras personas. No solo nuestras huellas digitales y nuestro ADN; también nuestras costumbres, nuestras prácticas, nuestras preferencia y nuestros gustos lo son. Y la diferencia todavía es mayor cuando somos de otra cultura. Juan el Bautista nos causaría una impresión muy extraña en la actualidad. Su forma de vestir, su manera de hablar, su cabello de nazareo, su forma de alimentarse, y muchas otras características suyas podrían hacérnoslo ver inaceptable, difícil de amar. A veces encontramos personas raras en la vida. Individuos que complican nuestro mundo y que son difíciles de amar. Otros, por sus defectos de carácter, nos desagradan; son como aguijones y espinas, que con solo tocarlos nos hieren. ¿Deseas que el mundo cambie para sentirte seguro? ¿Quisieras que cambiaran todas esas personas raras para poder amarlas? Es imposible. La solución es que Dios te cambie a ti para que aprendas el arte de amar a los que son diferentes. No son los demás los que deben cambiar. Debes cambiar tú por el bien del mundo. Juan el Bautista nos enseña algunas verdades importantes que nos ayudan a relacionarnos mejor con los demás y aceptarlos a pesar de sus diferencias:
Tomado de la matutina Siempre Gozosos.
Somos diferentes de otras personas. No solo nuestras huellas digitales y nuestro ADN; también nuestras costumbres, nuestras prácticas, nuestras preferencia y nuestros gustos lo son. Y la diferencia todavía es mayor cuando somos de otra cultura. Juan el Bautista nos causaría una impresión muy extraña en la actualidad. Su forma de vestir, su manera de hablar, su cabello de nazareo, su forma de alimentarse, y muchas otras características suyas podrían hacérnoslo ver inaceptable, difícil de amar. A veces encontramos personas raras en la vida. Individuos que complican nuestro mundo y que son difíciles de amar. Otros, por sus defectos de carácter, nos desagradan; son como aguijones y espinas, que con solo tocarlos nos hieren. ¿Deseas que el mundo cambie para sentirte seguro? ¿Quisieras que cambiaran todas esas personas raras para poder amarlas? Es imposible. La solución es que Dios te cambie a ti para que aprendas el arte de amar a los que son diferentes. No son los demás los que deben cambiar. Debes cambiar tú por el bien del mundo. Juan el Bautista nos enseña algunas verdades importantes que nos ayudan a relacionarnos mejor con los demás y aceptarlos a pesar de sus diferencias:
- Las personas más dedicadas parecen raras. Están en este mundo, tal como son, porque Dios las necesita para cumplir sus propósitos. Son la respuesta de Dios a muchas necesidades que no comprendemos. Por su manera rara de ser encajan perfectamente en el lugar y la época en que viven para la tarea que Dios les ha asignado.
- Busca la sencillez y serás usado por Dios. Aprende a llevar el "pelo de camello" de una vida espiritual interior. Aférrate al Señor en la necesidad desértica de tu propia devoción. Puede ser que tu apego a la voluntad del Señor y tus prácticas cristianas te hagan parecer una persona rara. Cuando ames al Señor con todo tu corazón, el deseo de quedar bien a los ojos de los demás perderá su importancia.
- Debemos practicar una vida de sumisión a Dios. Somete tu voluntad al Señor. Entrégale todo lo que eres y todo lo que puedes ser. Dile a Dios: «Hazme como tú deseas que sea. Acepto tus costumbres, tu alimento, tu vestuario. No diré al mundo: "Aquí estoy", le diré: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo"».
Tomado de la matutina Siempre Gozosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario