Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y lo dos llegan a ser como una sola persona. Génesis 2:24.
¿Tú que piensas? ¿Aumentan o disminuyen las posibilidades de divorcio cuando la pareja ya ha tenido relaciones sexuales antes del matrimonio?
La respuesta es: aumentan los divorcios. Esta es la conclusión a la que llega el psicólogo David Myers en su libro The Pursuit of Happpiness (La búsqueda de la felicidad, pp. 162,163.), después de analizar los resultados de siete estudios. Tres de esas investigaciones tuvieron carácter nacional: en los Estados Unidos, Canadá y Suecia. En todos los casos los resultados fueron similares: el porcentaje de divorcios aumenta significativamente entre las parejas que ha cohabitado antes de casarse.
¿Qué factores se combinan para que se produzcan estos resultados? El mismo Myers menciona que las parejas que viven juntos sin casarse son más propensas a tener relaciones fuera del matrimonio; es decir, tiende a ser infieles a sus cónyuges después de casarse.
Otros investigadores señalan que muchas de estas parejas que tienen sexo sin casarse por lo regular tienen pocas cosas en común. Por ejemplo, no comparten los mismos valores ni las mismas metas. Casi se podría decir que el vínculo que los mantiene unidos es el sexo. Pero ya sabemos que «no solo de sexo vivirá el hombre»
Hay todavía otro factor. Los jóvenes que experimentan con el sexo muchas veces terminan casándose con otra persona. Y después que se casan, no pueden evitar las odiosas comparaciones: «Mi esposa es una buena mujer, pero no supera a Patricia en la intimidad»; «Ricardo no sabe besar tan bien como lo hacía Carlos», etc.
En conclusión, si algo prueba los «matrimonios a prueba» es que son una desgracia, tanto para los que se aventuran en esta causa perdida como para la sociedad. Por lo tanto, vale la pena esperar hasta el matrimonio. Solo así disfrutarás sin sentimientos de culpa de las delicias de ese precioso regalo que Dios nos dejó: el sexo como parte de una relación de amor que se establece para toda la vida.
Padre celestial, ayúdame a esperar hasta el día de mi boda para disfrutar de la intimidad sexual como tú mandas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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