lunes, 18 de junio de 2012

RUGIENDO POR LA CENA


«Los leones rugen por la víctima; piden que Dios les dé su comida. Pero al salir el sol, se van y se acuestan en sus cuevas» (Salmo 104:21,22).

Ten cuidado ahora y camina en silencio. Nunca sabes cuándo te vas a encontrar frente a frente con un león. Con suerte lo oiremos rugir antes de que tengamos que correr y terminemos debajo de sus patas. ¡Sería terrible!
¿Te fijaste en lo que el versículo de hoy dice sobre el león? Dice que ellos «piden que Dios les dé su comida». Por muy grandes y poderosos que parezcan, ellos necesitan de alguien que les provea el alimento. ¡Necesitan de Dios! Esta es una importante lección que debemos aprender
A veces la gente se siente tentada a pensar que no necesita a Dios. Es verdaderamente triste que no se den cuenta de todo lo que Dios les da. Dios debe ponerse muy triste cuando no le agradecemos por todos sus maravillosos regalos.
¿Por qué no te arrodillas en este momento y le das gracias a Dios por todo lo que te ha dado? Después haz lo siguiente: trata de buscar a alguien con quien puedas compartir tus bendiciones. ¡Vale la pena «rugir> por eso!

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

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