jueves, 14 de febrero de 2013

COMO UN SELLO SOBRE TU CORAZÓN


Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor (Cantares 8:6).

La experiencia de Clive Wearing, de quien te he hablado los últimos días, es una plataforma de aproximadamente siete segundos de extensión. En un extremo de la plataforma está el abismo de la amnesia profunda del pasado; en el otro, el abismo del futuro hacia el cual tampoco puede dirigir su mente. Es como un náufrago rodeado constantemente de rostros y lugares totalmente extraños.
En medio de ese mar angustioso de vacío de memoria, Clive solo puede recordar a su esposa, Débora, a quien sigue amando profundamente después de más dos décadas de enfermedad, y a sus hijos. Cuando Clive oye la voz de Débora corre hacia la puerta y la abraza con un fervor apasionado, casi con desesperación. No tiene idea de cuánto hace que no la ha visto. Todo lo que queda fuera de su campo de percepción lo olvida en pocos segundos. De hecho, aunque ella lo visita con frecuencia, cada vez que la ve, a él le parece que ella también había estado perdida en el abismo del tiempo y que su «regreso» es milagroso.
Existen muchos tipos de memoria, pero la emocional es la más profunda. Cuando lo hemos olvidado todo, recordamos a las personas que amamos. Por eso Dios no se contenta con que lo obedezcamos. No se contenta con que aceptemos obedecerlo, aunque servirlo es lo mejor que podemos hacer. Él desea que lo amemos, que lo pongamos como un sello sobre nuestro corazón.
Como sabes, en muchos lugares se celebra hoy el Día de los Enamorados. Es posible que hoy veas todo tipo de manifestaciones amorosas, como flores, regalos y bombones, entre los enamorados. Pero aunque no lo creas, también es día de decepciones, tristezas y lágrimas; ya que no todas las historias terminan con un final feliz. Además, no todos cuentan con su «media naranja», lo cual también se vuelve un tanto complicado de sobrellevar.
Pero no hay necesidad de sufrir tanto. Lo importante es recordar algo muy significativo: no hay nadie que te haya amado tanto como Jesús, quien estuvo dispuesto a dar su vida por ti. Además, te acepta como eres y hoy se presenta con una sonrisa a la puerta de tu corazón con una rosa en la mano. Puedes olvidar muchas situaciones de tu vida, pero si esta verdad se mantiene viva en tu corazón, te aseguro que serás muy feliz.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

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