jueves, 26 de mayo de 2016

LA CONVERSIÓN DE HARRY ORCHARD PARTE 2

“El amor de Cristo domina nuestras vidas” (2 Corintios 5:14, TLA).

Un joven de veintiún años se presentó ante la celda de Harry Orchard y le dijo: “Soy Julián, el hijo de Frank Steunenberg, el hombre que usted asesinó”. Harry quizás pensó que el chico estaba allí para reclamarle por todo el daño que le había hecho a su familia. No obstante, la visita de Julián no tenía como meta recriminar a Harry por su delito, sino entregarle varios libros cristianos, entre ellos un ejemplar de El camino a Cristo. Junto con esos materiales, Julián también le entregó una carta escrita por su madre, Eveline Steunenberg. En la carta la señora Steunenberg exhortaba a Harry a que leyera aquellos libros y le entregara su corazón a Cristo.
Eveline Steunenberg era consciente del poder de la literatura cristiana, porque ella había conocido el mensaje adventista a través de la revista American Sentinel, una publicación especializada en el tema de la libertad religiosa. Esta revista se enviaba al despacho del gobernador Steunenberg, y luego el gobernador la llevaba a su casa. Leyendo American Sentinel la señora Steunenberg aceptó la verdad del sábado y se hizo miembro de la Iglesia Adventista.
Tener el amor de Cristo fluyendo en su corazón fue lo que hizo que la familia Steunenberg no abrigara rencor contra Harry Orchard. Y como el mismo Harry dijo años después: el amor y la misericordia manifestados por los Steunenbergs desempeñaron un papel clave para que él aceptara a Jesús como su salvador personal y conociera el mensaje adventista. Gracias al tierno ejemplo de esa familia, el 1° de enero de 1909 Harry fue bautizado por el pastor W. W. Steward, que era el presidente de la Asociación de Idaho.
Un joven de veintiún años fue el instrumento que Dios usó para comenzar a impartir una vislumbre del amor divino a un consumado criminal. Julián Steunenberg era un muchacho cuya vida estaba controlada por el amor de Cristo. ¿Qué en cuanto a ti y a mí? Quizás nosotros no seamos grandes evangelistas, probablemente no tengamos deslumbrantes talentos, pero tenemos a nuestro alcance la mayor fuerza transformadora del universo, la única que podía cambiar la vida de Harry: el amor de Dios.

Tomado de Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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