Y cuando oigas ruido como de marcha por las copas de las balsameras, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti a herir el campamento de los filisteos. 2 Samuel 5:24.
Después de la muerte de Saúl, David regresó a su propio país. Los hombres de Judá estaban esperando en Hebrón para darle la bienvenida como el nuevo rey. Pero, sabiamente, David decidió observar y esperar la dirección de Dios antes de finalmente tomar el trono.
Solo fue establecido como rey de Judá cuando estalló una guerra civil. Abner, el capitán de Saúl, quien todavía estaba enojado con David por haberlo avergonzado aquella vez que se durmió en su deber, tomó a Is-boset, hijo de Saúl, y lo instaló en un reino rival cruzando el Jordán. Todo Israel, excepto la tribu de Judá, miró a este reino como si fuera el verdadero.
Sin embargo, a pesar de una larga guerra civil, la mano del Señor estaba sobre el reino de David. El reino de Is-boset se desmoronó, y hasta Abner quiso unirse a David hacia el final. Entonces, llegaron más problemas: Joab, el capitán de David, estaba celoso y no quería tener cerca al jefe del ejército de Saúl. Así que mató a Abner.
Una vez que fue rey, David tomó la fortificación de Jebús como su capital y la renombró Jerusalén.
Los filisteos repentinamente se despertaron. No habían estado preocupados mientras David era solo rey de Judá, pero ahora que se había establecido como rey de todo Israel, con el cuartel general en la fuertemente fortificada ciudad de Jerusalén, estaban alarmados.
Atacaron de inmediato, y así de rápido perdieron. Exasperados con esta derrota, lo volvieron a intentar. Avanzaron sobre Israel con las fuerzas más poderosas que podían exhibir. Tal como lo había hecho antes, David no trató de manejar al enemigo sin primero volverse al Señor por dirección.
Esta vez, Dios le dijo que no entrara directamente en la batalla, sino que rodeara a los filisteos por detrás. Entonces, las fuerzas de David tenían que esperar hasta que escucharan el sonido del crujido de los árboles de mora. Esa sería la señal para atacar.
Haciendo exactamente lo que el Señor le decía. David no podía fracasar. “Y Ia fama de David fue divulgada por todas aquellas tierras: y Jehová puso el temor de David sobre todas las naciones* (1 Crónicas H:17).
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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