«Jesús les dijo: «Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo». Porque iba y venía tanta gente, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer» (Mar. 6: 31).
Según datos de octubre de 2018 de la American Psychological Association (APA), la tercera parte de la población estadounidense padece estrés, y un 48% afirma que su estrés ha aumentado en los últimos años. Este aumento se debe básicamente a la preocupación por la seguridad personal a causa de la violencia; a la marcha del país debido a ciertas inestabilidades políticas; al miedo que generan las noticias de la televisión y el periódico; y a la preocupación por el dinero (economía personal), el trabajo (estabilidad laboral) y la salud. La APA considera que, en un rango del 0 al 10, el nivel de estrés de los norteamericanos es de 4.9 entre los adultos y de 5.7 en los millenials. El 74% de los adultos encuestados dicen haber experimentado al menos uno de los síntomas del estrés en el último mes; el 45% reconoce despertarse por las noches a causa del estrés.
De acuerdo con la misma APA, el estrés está afectando a las relaciones personales, a los hábitos de alimentación y de sueño, al rendimiento laboral y a la salud. Como ves, no es una cuestión baladí. La mayoría de nosotras nos vemos inmersas cada día en un corre corre que nos impide disfrutar de experiencias indispensables para el equilibrio mental y físico: leer la Biblia a solas y sin prisa; admirar una puesta de sol meditando en nuestro Creador; disfrutar de una tarde charlando con nuestros hijos de los temas que les interesan; o, sencillamente, estar, sin más, sin pensar y sin tener que hacer nada.
Cierto que los afanes de la vida nos reclaman y es difícil saber cómo gestionarlos sin estresarnos, pero hemos de darle al descanso la importancia que tiene. Jesús, nuestro ejemplo en todas las cosas y nuestro Maestro en el arte de vivir, nos lo dice muy claramente a través de su experiencia con sus discípulos (como ves, incluso la obra de Dios puede generar altos niveles de estrés si no sabemos dosificar nuestras energías): «Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo» (Mar. 6: 31). No olvides descansar, para que no sufras las consecuencias del estrés crónico. Sé cristiana también en esto.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020.
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