Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publícanos y de pecadores. Mateo 11:19.
El ministerio de Jesús en esta tierra no fue aceptado por todos. La clase religiosa de su época no podía admitir una religión para todos y esa enseñanza de Jesús les molestaba muchísimo. Para ellos, Dios manifestaba favoritismo hacia ciertas personas, y ellos formaban parte de esa clase favorecida. Por su parte, Jesús se mostró amigo de todos, incluso de la gente más despreciada de la sociedad de su época: los publícanos y pecadores.
Se llamaba "publicano" a la persona que recaudaba los impuestos para el Imperio Romano. Estas personas eran sumamente odiadas por cobrar más de lo debido y por juntarse con gentiles y traidores a la patria. Además, comúnmente se los consideraba personas poco religiosas, y a raíz de esto eran menospreciados socialmente. Las mismas Escrituras muestran la connotación negativa del término "publicano", ya que cuando alguien no hacía caso a la amonestación de la iglesia, debía ser tenido por "gentil y publicano" (Mat. 18:17), es decir, alguien con quien no se debía tener comunión.
Bajo la etiqueta de "pecadores" entraban en primer lugar todos los que sufrían cualquier clase de dolencia o defecto físico o alguna enfermedad incurable. Por esa razón los discípulos preguntaron del ciego: "Rabí: ¿quién pecó, este o sus padres?" (Juan 9:2), porque se daba por sentado que esa enfermedad era un castigo por sus pecados. También se le aplicaba el término "pecador" a los pobres, ya que se suponía que la prosperidad material era una recompensa por una vida religiosa fiel. Si alguien sufría de pobreza, era Dios quien lo estaba sancionando. Finalmente, en este mismo grupo, también se incluía a todos los que no se ajustaban estrechamente a la tradición de los judíos.
Como sabes, Jesús rompió con todos los patrones de su tiempo, y el Hijo de Dios, el Ser más perfecto que ha vivido en este mundo, fue amigo de publícanos y pecadores. Por supuesto, no solo fue su amigo, también fue amigo de los fariseos, los samaritanos, los romanos y de toda persona que quiso relacionarse con él.
Sí, Jesús fue el gran Amigo de todos, porque en su tremendo amor incluyó a toda la humanidad para que por su sangre tuviéramos redención. ¡Qué gran Amigo! Si hoy Jesús estuviera entre nosotros como lo estuvo hace dos mil años, seguramente querría ser tu amigo. Y tú, ¿aceptarías su amistad?
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
El ministerio de Jesús en esta tierra no fue aceptado por todos. La clase religiosa de su época no podía admitir una religión para todos y esa enseñanza de Jesús les molestaba muchísimo. Para ellos, Dios manifestaba favoritismo hacia ciertas personas, y ellos formaban parte de esa clase favorecida. Por su parte, Jesús se mostró amigo de todos, incluso de la gente más despreciada de la sociedad de su época: los publícanos y pecadores.
Se llamaba "publicano" a la persona que recaudaba los impuestos para el Imperio Romano. Estas personas eran sumamente odiadas por cobrar más de lo debido y por juntarse con gentiles y traidores a la patria. Además, comúnmente se los consideraba personas poco religiosas, y a raíz de esto eran menospreciados socialmente. Las mismas Escrituras muestran la connotación negativa del término "publicano", ya que cuando alguien no hacía caso a la amonestación de la iglesia, debía ser tenido por "gentil y publicano" (Mat. 18:17), es decir, alguien con quien no se debía tener comunión.
Bajo la etiqueta de "pecadores" entraban en primer lugar todos los que sufrían cualquier clase de dolencia o defecto físico o alguna enfermedad incurable. Por esa razón los discípulos preguntaron del ciego: "Rabí: ¿quién pecó, este o sus padres?" (Juan 9:2), porque se daba por sentado que esa enfermedad era un castigo por sus pecados. También se le aplicaba el término "pecador" a los pobres, ya que se suponía que la prosperidad material era una recompensa por una vida religiosa fiel. Si alguien sufría de pobreza, era Dios quien lo estaba sancionando. Finalmente, en este mismo grupo, también se incluía a todos los que no se ajustaban estrechamente a la tradición de los judíos.
Como sabes, Jesús rompió con todos los patrones de su tiempo, y el Hijo de Dios, el Ser más perfecto que ha vivido en este mundo, fue amigo de publícanos y pecadores. Por supuesto, no solo fue su amigo, también fue amigo de los fariseos, los samaritanos, los romanos y de toda persona que quiso relacionarse con él.
Sí, Jesús fue el gran Amigo de todos, porque en su tremendo amor incluyó a toda la humanidad para que por su sangre tuviéramos redención. ¡Qué gran Amigo! Si hoy Jesús estuviera entre nosotros como lo estuvo hace dos mil años, seguramente querría ser tu amigo. Y tú, ¿aceptarías su amistad?
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