«La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte» (2 Corintios 7:10).
A muchos no les gusta oír la palabra «pecado». La conducta que antes se solía considerar como pecaminosa hoy se considera correcta. He oído a alguien decir: «Para mí no es malo, pero si para ti lo es, es malo para ti». Incluso hay asesinos que afirman que cometieron el delito porque no podían evitarlo o porque «algo» los obligó a cometerlo.
Mi esposa y yo quedamos atónitos cuando en la radio escuchamos que un hombre de nuestra ciudad volvió a la oficina en donde había trabajado y mató a una persona e hirió a otras cinco. Cuando lo detuvieron se negó a admitir que había obrado mal. Afirmó que los culpables eran quienes lo habían despedido.
La cultura moderna considera que quienes cometen pecados son las víctimas y, por lo tanto, no son responsables de sus actos. A menudo, la opinión pública se compadece más por el asesino que perdió el trabajo que por quienes perdieron la vida o fueron heridos.
Nadie está dispuesto a aceptar que ha cometido un error porque ello significaría que se admite la culpa y la sociedad no quiere reconocer la culpa que causa el pecado. Una expresión que va de boca en boca es: «No tienes que sentirte culpable». Cuando alguien afirma que se siente culpable por haber hecho algo malo siempre hay quien le dice: «No es culpa tuya». Este tipo de pensamiento ha hecho que desaparezcan palabras como «arrepentimiento», «restitución» y «redención».
«Bienaventurados los que lloran» significa: «Bienaventurados los que reconocen que son pecadores y se arrepienten de lo que han hecho». Sin pecado no hay culpa; y sin culpa no hay pesar por el pecado. Si no hay pesar por el pecado no hay arrepentimiento; y sin arrepentimiento no puede haber perdón.
Jesús no vino a este mundo para quitar el dolor del pecado, sino la causa del pecado. Deseo que cuando haga algo malo me sienta culpable y me lamente porque tenemos promesa: «Bienaventurados los que lloran [se sienten culpables por sus pecados], porque recibirán consolación» (Mat. 5: 4). Y «el que oculta sus pecado no prosperará, pero el que los confiesa [acepta la responsabilidad] y se aparta de ellos [permite que Jesús le dé la victoria] alcanzará misericordia [será consolado]» (Prov. 28:13). (Basado en Mateo 5:4)
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
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