En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Salmo 119:11.Mientras el mundo promueve la libertad ilimitada y muchos aspiran a vivir sin reglas ni límites, las Escrituras previenen a los hijos de Dios de algunos actos que les traerán ruina y miseria.Los mandamientos y la Biblia toda expresan la voluntad divina. Son el mensaje directo de un Dios de amor para sus hijos. Como un padre terrenal lo haría, el Padre celestial, advierte, aconseja, previene, ordena y prohíbe a sus hijos según las circunstancias que pueden llegar a vivir. Las Escrituras son una poderosa barrera para advertir a los seres humanos del peligro de aventurarse en campos prohibidos. Cada uno de los "no" que contienen es para el bien de la humanidad.Lo llamaré Darío, aunque ese no es su verdadero nombre. No llegó en marzo para el inicio de clases, sino que comenzó algunos meses más tarde en el colegio adventista, pero pronto se hizo notar entre sus compañeros. Su habilidad para jugar al fútbol lo hizo el favorito en muchos equipos, y poco a poco nos fuimos conociendo. En una charla que tuvimos en mi oficina, noté una tremenda cicatriz en su frente. Como ya teníamos confianza, le pregunté qué le había pasado. Con calma me contó su historia. Años atrás estaba de paseo con algunos amigos en bicicletas. Al llegar a un cruce de ferrocarril, vieron las barreras bajas y al tren que venía en camino, pero confiando en sus propias fuerzas se aventuraron a cruzar las vías, y el resultado fue trágico. Algunos de los amigos de Darío murieron ese mismo día, mientras que él y otros de sus compañeros padecieron lesiones graves.El Señor no desea que sus hijos sean golpeados, quebrados o que mueran por traspasar los dichos divinos que señalan el peligro del pecado. Cada uno de los "no" que aparecen en la Biblia es una barrera para redimir, salvar y proteger a cada criatura que vive a la sombra del Omnipotente.Al comenzar las actividades de este día, ora con gratitud al Padre celestial por su amparo protector, que dice "no" a lo que te podría lastimar, y pídele que te ayude a vivir como el salmista, guardando sus "dichos" para no pecar contra él.Tomado de meditaciones matinales para jóvenesEncuentros con JesúsPor David Brizuel
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13.Aquí, el Señor Jesús habla acerca de la venida del Espíritu Santo. Dice que, cuando él viniere, nos guiará a la verdad. Este es uno de los trabajos del Espíritu: enseñar y guiar a la verdad. La acción de guiar en la verdad tiene dos aspectos. Primero, te convence. Nadie puede convencer al ser humano acerca de la verdad, a no ser el Espíritu Santo. Las personas que no aceptan la divinidad del Espíritu Santo tienen dificultades para entender la verdad. Tú puedes amontonar delante de tus ojos una montaña de pruebas y de evidencias pero, simplemente, no entiendes. ¿Cómo podrías? Solo el Espíritu convence.La segunda acción del Espíritu es guiar. No se trata de algo teórico: de nada valdría entender la verdad, como teoría, si ella no se hace carne en nosotros. El Espíritu nos enseña, también, a vivir la verdad.La palabra "verdad", en griego, es aleteia, que significa transparente, claro, que no está encerrado. Eso es vivir la verdad. El Espíritu nos lleva a vivir una vida clara, transparente, sin medias verdades o medias mentiras; una vida limpia, que no necesita esconderse ni disfrazarse.La palabra "verdad", en el hebreo, confirma este concepto. En hebreo, es emeth, que significa seguro, sólido, firme, consistente. Una persona que fue guiada, por el Espíritu, hacia la verdad vive confiada, sin temores ni sobresaltos; no hay inseguridad en esa vida. La inseguridad está en la mentira, en la penumbra de las circunstancias, con miedo de ser descubierto y expuesto. Dios no desea esa vida para sus hijos; definitivamente, no.Vivimos en un mundo en el cual la mentira produce espejismos casi difíciles de discernir. ¿Cuántas veces te han mentido? ¿Cuántas veces has mentido? ¿Cuántas veces has sido víctima de una injusticia, producto de una mentira? No te esfuerces por recordar: no te alcanzarían los dedos de las manos y de los pies, para contar las veces que has sufrido por causa de las mentiras.Haz de este día un día de verdad. Entrégate al control del Espíritu; a fin de cuentas, nadie es veraz porque tienen autodisciplina: la verdad es un fruto del Espíritu. Recuerda que, "cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir".Tomado de meditaciones matinales para adultosPlenitud en CristoPor Alejandro Bullón
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. (1 Tesalonicenses 4:13).Cuando estudiamos lo que dice la Biblia acerca del origen de la vida humana, encontramos que su enseñanza es sencilla: nuestro autor es Cristo y los ingredientes que empleó para formarnos fueron el polvo y un soplo de vida. No existe vida humana si falta uno de estos componentes, y cuando alguno falla, el cuerpo baja a la tumba, donde lo único que queda es el recuerdo.Si analizamos nuestra vida desde un punto de vista no espiritual, vemos que no es más que vanidad. Vivir unos cuantos años sufriendo en este mundo de pecado para finalmente morir y que no quede nada más de nuestro paso por la vida es verdaderamente frustrante. ¿Te has parado a pensar en cuántas personas han existido en el mundo y cuan pocas han quedado plasmadas en las páginas de la historia? Para esos seres humanos también hubo alegrías y tristezas. Muchos se casaron y tuvieron su propia familia. Unos fueron buenos, otros malos; unos serviciales, otros egoístas; unos generosos, otros ladrones; unos tuvieron dignidad, otros fueron delincuentes. Aunque sus biografías hayan sido diferentes, ahora todos tienen algo en común: duermen el mismo sueño y un día se despertarán para recibir justicia.El apóstol Pablo nos presenta en el versículo de hoy una promesa llena de esperanza. Nos dice que no debemos temer a la muerte ni entristecernos por causa de ella, pues el mismo Dios que nos ha dado la vida, tiene poder para volver a dárnosla. No necesita la materia, sino únicamente pronunciar una palabra llena de amor.Cuando Cristo cambie sus vestiduras sacerdotales por las de Juez y Rey de toda la tierra, hará revivir a todos los seres humanos que han existido, no importa dónde ni cuándo ni el lugar donde estén sus cuerpos. La misma voz que hizo el universo resonará con poder para que las criaturas la obedezcan. Es ahí donde debemos poner nuestra mirada. Es ahí donde tú y yo debemos estar para recibir la bienvenida a la vida eterna. No temas, confía en tu Hacedor.Tomado de meditaciones matutinas para mujeresDe la Mano del SeñorPor Ruth Herrera
No codiciarás... cosa alguna de tu prójimo. Éxodo 20:17.El último mandamiento es considerado por algunos el resumen de los otros nueve. En este caso, Dios no prohíbe ningún tipo de acto visible a los ojos humanos, sino que apunta directamente a las intenciones del corazón. La raíz de la transgresión de algunos de los mandamientos anteriores se debe al quebrantamiento del precepto que dice: "No codiciarás".La codicia, es el deseo desmedido por obtener algún bien que pertenece al prójimo; y es un pecado oculto a los ojos humanos. Mientras Lucifer vivía en el cielo, germinó en su corazón la codicia, y llegó a dar un fruto terrible: el pecado. Este ser majestuoso había sido creado con dones y talentos preciosos a la vista de los seres celestiales. "En el cielo, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios. Su semblante, así como el de los demás ángeles, era apacible y denotaba felicidad. Su frente alta y espaciosa indicaba su poderosa inteligencia. Su forma era perfecta; su porte noble y majestuoso. Una luz especial resplandecía sobre su rostro y brillaba a su alrededor con más fulgor y hermosura que en los demás ángeles" (La historia de la redención, p. 13).Todos estos regalos que este ángel poderoso había recibido, no despertaron agradecimiento ni humildad ante su Creador, sino que codició la majestad celestial. Lucifer se dijo a sí mismo: "Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo" (Isa. 14:13, 14). Por ese deseo diabólico de llegar a ocupar un lugar que no le correspondía, Satanás introdujo el pecado en el universo.Desde que el pecado llegó a nuestro planeta, la codicia se alojó en el corazón humano. La codicia de los grandes y poderosos ha acarreado guerras, asesinatos, robos, familias destruidas y dolor en diferentes escalas. Muchos, impulsados por una ambición pecaminosa, han traspasado los límites morales para irrumpir en la vida de miles, llevando angustia y desolación.Pero, a pesar del daño que haya producido este pecado, Jesús vuelve a invitarte para que le entregues tu vida. Solo él, la Majestad divina, puede otorgar santidad, sanidad y el desarraigo completo de la codicia.Tomado de meditaciones matinales para jóvenesEncuentros con JesúsPor David Brizuel
Por la fe [Moisés] dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Hebreos 11:27.La puerta está abierta. Hay un silencio que aterra, y Agustín no logra vencer el temor. "¿Por qué no entras, de una vez?", le dice una voz, desde adentro.El joven estudiante toma aire, como lo hacen los cantantes líricos, y con paso firme atraviesa la puerta. Sabe que será difícil anunciar al jefe que, por causa de su conciencia, no podrá hacer lo que le pide. Sabe también que, si pierde el empleo, no estará en condiciones de continuar pagando la universidad. ¿Qué hacer? Tal vez, otra persona no tendría los conflictos interiores que tiene Agustín; pero, él conoce la Biblia y respeta sus principios, porque sabe que vienen de Dios.Agustín no fue la única persona que tuvo que enfrentar momentos difíciles por respetar los principios. A lo largo de la historia, Dios siempre tuvo hijos extraordinarios, que hasta prefirieron morir antes que traicionar su conciencia. El versículo de hoy nos habla de Moisés: el líder del pueblo de Israel no solo perdió el empleo, sino también fue perseguido. El texto registra que no tuvo miedo de la ira del rey.Creo que la expresión "no tuvo miedo" es una frase retórica, para expresar la decisión que Moisés tomó, a pesar de las dificultades. El miedo es natural; está en lo recóndito de la naturaleza humana. Una persona sin miedo se vuelve imprudente. La fe no te vuelve insensato: te da valor para que, a pesar del miedo, seas capaz de enfrentar a tus enemigos.El secreto está en ver lo que es invisible: tus ojos físicos solo logran ver lo que está delante de tu vista; pero los ojos de la fe llevan a visualizar las promesas de Dios hechas realidad. Y él ha prometido que podrán caer mil a tu lado y diez mil a tu otro lado, pero tú no serás tocado. Eso puede parecer una utopía, para quien no vive una vida de compañerismo diario con Jesús. Pero, mediante la fe, tú lo ves como una realidad.Por eso, hoy, no te amedrentes delante de los "faraones" que te persiguen y amenazan destruirte. Nada podrán en contra de ti: tu vida está escondida en las manos de Dios. Recuerda: "Por la fe [Moisés] dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible".Tomado de meditaciones matinales para adultosPlenitud en CristoPor Alejandro Bullón
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con un bastón en la mano por lo avanzado de su edad. (Zacarias 8:4).Nuestro Dios no hace distinción de edad, él se complace exactamente igual en bendecir a un tierno bebe que a un anciano encanecido encorvado por el paso de los años. Para él todos somos sus hijos, frágiles, indefensos y necesitados de su protección y amparo. Por eso las palabras del salmista brindan ánimo a cualquier lector: «El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente» (Sal. 91: 1).No estaba en el plan de Dios que tuviéramos un límite de años para vivir, sino que viviéramos eternamente, para que todos los días hieran una fiesta de felicidad, paz y amor. Hay personas a las que nadie les ha cantado nunca el «cumpleaños feliz», que no han recibido una felicitación, ni un beso, ni un abrazo. Para ellas tengo un mensaje alentador: «Dios no espera al día de tu cumpleaños para brindarle amor, sino que todos los días derrama sus más ricas bendiciones sobre tu vida».No sé en qué grupo te encuentras. Quizás seas una de esas personas abandonada a su suerte; o puede ser que te hayan sustentado físicamente, pero que no conozcas el beso de una madre, la caricia de una abuela, o la presencia de un padre amoroso. Sea cual fuere tu situación, nunca has dejado de tener un Padre que te ama y que sigue esperando que vayas a él.Para poner fin a tanto desorden afectivo que caracteriza nuestros días, Dios ideó un plan desde la misma fundación del mundo: Cristo vendría para restaurar la vida. El texto de hoy nos dice que cuando el Eterno hace morada en nuestra vida, esta se toma feliz a pesar del pecado y a pesar de nuestra edad, porque sabemos que él nos ama. ¿Te da miedo la muerte? ¿Te da miedo la vida? No hay nada que temer porque en Cristo está la victoria.Si amas a Dios y él hace su morada en ti, tendrás garantizado un futuro eterno.Tomado de meditaciones matutinas para mujeresDe la Mano del SeñorPor Ruth Herrera
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. Éxodo 20:16.En uno de los colegios en los que trabajé, una madre vino a verme un día para conversar sobre su hija. Luego de la reunión de oración, ella pidió hablar a solas conmigo, e inició su conversación de la siguiente forma: "Capellán, debe ayudarme con mi hija. Ella lo aprecia mucho, le tiene confianza, por eso sus palabras pueden hacerle mucho bien. Además de que no estudia, elige las peores amistades y siempre nos desobedece; es sumamente mentirosa. Nos miente en todo lo que hace, y aunque muchas veces la atrapamos en la mentira, ella continúa con ese triste hábito". Tristemente, en el colegio también habíamos descubierto algunas de sus mentiras, y yo sabía que mis palabras no tendrían efecto si esta adolescente no permitía que el Espíritu Santo transformara su corazón.Emitir un juicio falso como verdadero con intención de engañar, es mentir.Dios, en su santa ley, nos pide que no hablemos contra nuestros semejantes "falso testimonio", lo cual adopta diferentes formas según la circunstancia que se viva.Calumniar es "mentir contra el prójimo". Se transgrede el mandamiento al agregar, exagerar o mentir acerca de la vida, las palabras o algún hecho realizado por el prójimo. También hablamos contra el prójimo "falso testimonio" cuando decimos algo que puede parecer verdadero pero lo hacemos con engaño.Pero existe un engaño que es mucho más peligroso y terrible: la mezcla de la verdad con el error. Esta fue el arma que utilizó Satanás para seducir a Eva y acarrear la ruina humana. La serpiente mintió cuando dijo: "No moriréis", porque desde ese momento y hasta hoy, la muerte está presente en cualquier parte del mundo. Pero, para que esa mentira tuviera apariencia de verdad, agregó: "El día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" (Gen. 3:4, 5). Desde ese momento, todos los seres humanos tenemos una conciencia moral que nos ayuda a distinguir el bien y el mal.Como cristianos, la verdad debe gobernar nuestra manera de hablar bajo cualquier circunstancia. "La verdad es de Dios; el engaño en sus miles de formas proviene de Satanás" (Profetas y reyes, p. 188, 189). Suplica diariamente la unción del Espíritu Santo y permítele que su poder guíe tus palabras.Tomado de meditaciones matinales para jóvenesEncuentros con JesúsPor David Brizuel
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios [...]. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. Pues éste es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 1 Juan 5:1-3.El verdadero cristianismo trabaja de adentro hacia afuera. Es un manantial de agua pura, que desborda y lleva vida a quienes se relacionan con nosotros. No es institucional, sino personal. No se limita a no hacer cosas malas: es indispensable hacer cosas buenas. Esa es la idea del versículo de hoy.Nota bien lo que dice San Juan: él habla de "todo aquel que ha nacido de Dios"; que ha sido convertido y se ha vuelto justo, porque se escondió en Cristo. ¿Cómo vive esa persona? Tiene dos características: guarda los mandamientos de Dios y ama a sus hermanos. No me voy a detener, hoy, en el aspecto de la obediencia; voy a mencionar la importancia de vivir en armonía con los hermanos y de amarlos.Es una pena que este aspecto de la vida cristiana no es resaltado como debería. Pensamos que somos el pueblo de Dios, pero no damos la debida importancia a la unidad de la iglesia, basada en el amor a los hermanos. Por el contrario, a veces, por enfatizar un aspecto de la vida cristiana, herimos sin piedad a las demás personas. No puede ser así: si realmente nos hemos apoderado de la justicia de Cristo, es lógico que el fruto maravilloso del Espíritu aparezca en la vida.Cuando digo "las demás personas o los otros hermanos", debo comenzar por mi hogar, con mi esposa, mis hijos y las personas que viven a mi lado. De nada vale ser justo y comprensivo con los otros, si soy injusto e intransigente con los míos.Todo día es un renacer; y si el sol volvió a aparecer es porque Dios te ofrece una nueva oportunidad. Haz de este un día de amor hacia las personas, empezando por las que están más cerca de ti. Después, piensa en aquella persona que te parece desagradable y llámala por teléfono, para decirle que estás orando por ella. Orar por alguien es la mejor manera de llegar a amarla. Y no te olvides: "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios [...]. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues éste es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos".Tomado de meditaciones matinales para adultosPlenitud en CristoPor Alejandro Bullón